viernes, 11 de mayo de 2012

Paideia, 781 adolescentes en una década + 1.

“El Paideia”.

Así llaman los chavales al Centro de Atención Especializada a Adolescentes en Situación de Riesgo, en adelante ADRIS, dependiente del Instituto Madrileño del Menor y la Familia, que la Asociación para la Integración del Menor Paideia gestiona en el distrito Centro de Madrid.

Aunque de seguro encontrará algunos otros datos pretenciosos, este humilde artículo pretende sencillamente analizar los cambios que se han venido produciendo en la población que, desde ADRIS, se ha atendido en los últimos once años.

Para ir introduciendo la cuestión y, entre los rasgos distintivos dados por la ubicación (barrio de Embajadores), señalaremos que se trata de un espacio complejo que aglutina clases envejecidas, ciertos sectores de clase media y acomodada y grupos sociales en situación de exclusión social, que hay una elevada movilidad residencial y una inversión de la tendencia, ya que el centro se rejuvenece por la llegada masiva de inmigrantes, que alcanzan un 33,8%, según el Ayuntamiento de Madrid (2007). También podemos hablar de degradación, falta de equipamientos, nivel socioeconómico inferior a la media de Madrid municipio y tasa de juventud elevada.

En este contexto nació ADRIS, con la intención de evitar el internamiento de los menores, trabajando con ellos y sus familias desde su entorno natural de convivencia.
Entre los años 2000 y 2011, se ha atendido un total de 781 adolescentes. Si entendemos el índice de ocupación como el número de menores atendidos frente a la capacidad del Programa (plazas), la ocupación ha sido total durante los últimos once años, destacando el año 2004 con un 156% de la ocupación y el 2009 con un 162%. El índice de ocupación más bajo responde al año 2001 con un 100%.

Aunque a continuación se mostrará la evolución de los perfiles durante esa década y más desagregados por sexo, vía de acceso o país de procedencia, adelantaremos que la pauta generalizada es que, mayoritariamente, los menores precisan intervención rehabilitadora por encontrarse en:

Ø   situación de desprotección moderada o grave debido a sus circunstancias familiares o al comportamiento de sus padres, responsables legales o adultos que conviven en la familia.
Ø   situación de conflicto social con conductas que alteran de manera grave las pautas de convivencia generalmente aceptadas (habitualmente asociado a la desprotección y sin medida judicial penal).

Respecto al sexo de los menores, la tendencia ha sido la masculinización. Aunque los dos primeros años (2000-2001), la presencia mayoritaria era femenina, esto responde a que una parte de las menores atendidas provenía de un grupo de chicas formado para el trabajo en género desde la asociación. Sin embargo, los nueve años siguientes siempre ha habido una mayoría masculina. Las cotas más altas se alcanzaron en 2002, en el que los varones llegaron a suponer el 70% de los adolescentes atendidos y es conveniente destacar que, en 2011, seguían suponiendo el 61%.
Las hipótesis explicativas en este sentido se centran en que las conductas disociales suelen ser fuente de preocupación en los profesionales susceptibles de derivar menores a ADRIS (especialmente entre el profesorado) y es frecuente que la violación de normas y la agresividad sea protagonizada de manera más intensa por varones.
Asimismo, los menores que provienen de culturas sin tradición coeducativa son menos susceptibles de intervención, ya que las familias anteponen las labores domésticas y el cuidado a terceros a su formación y desarrollo.

En la actualidad, esta tendencia es corregida por el equipo, en la medida de sus posibilidades, que realiza una discriminación positiva de las mujeres que se encuentran en lista de espera para asegurar la paridad en las aulas. No obstante, en esta década y más que hoy estamos examinando, de los 781 menores atendidos, 452 han sido varones y 329 mujeres, lo que en porcentajes representa un 58 frente a un 42%.

Por otro lado, y como veníamos comentando, el distrito Centro es uno de los espacios receptores más importante de la Comunidad y los inmigrantes se alojan principalmente aquí porque encuentran vivienda degradada, pequeña y en alquiler (36% del total de viviendas del centro en alquiler frente al 16% en Madrid municipio) y están conformadas unas importantes redes sociales que les acogen en las primeras etapas de su llegada. En los últimos años, esta barriada ha sufrido innumerables cambios asociados a la creciente presencia extranjera y al proceso de multiculturalización. Y ADRIS corre en paralelo...

Así, en lo referente al país de procedencia de los menores, el dato más destacable es cómo la población norteafricana ha ido disminuyendo paulatinamente desde el 69% que suponía en el 2002 hasta el 5% del 2008 o el 0 del 2009; a partir de ese momento, vuelve a producirse un ligero repunte y, en 2011, se sitúa en el 25%. Desde el año 2003, en el que alcanza el 71%, la población extranjera ha supuesto más 50% de los usuarios del Programa. (Los datos que se ofrecen pueden resultar engañosos debido a las nacionalizaciones). En resumen, los autóctonos (344) han supuesto un 44% frente al 56% de los migrantes (437) y los latinoamericanos (279) un 64% frente al 29% de los norteafricanos (127).

La vía de acceso suele ser directa debido a la implantación que Paideia tiene en el barrio Así, el 66% de los adolescentes (518) han sido captación de la propia entidad, lo que refuerza la hipótesis del ADRIS como detector de menores en riesgo, lo que supone un valor añadido, ya que son numerosos los casos que acceden a Servicios Sociales al incorporarse al Programa.

De cualquier forma, en el año 2002, se dio un significativo incremento de las  derivaciones desde los Servicios Sociales Generales y los Centros Educativos, coincidente con una labor específica de difusión del Programa. Posteriormente, las derivaciones de Servicios Sociales se han mantenido elevadas aunque con algunos descensos relacionados con el cambio de personal. (A lo largo de estos años, han supuesto un 15% con 119 casos)

En lo referente a la situación Formativo Laboral, conviene recordar que la aplicación de la ESO supone la ampliación de la escolarización obligatoria hasta los 16 años y se adapta a los principios de comprensividad y atención a la diversidad. Con esto, se facilita el mantenimiento de los menores en el sistema educativo, que, al tener más alternativas adecuadas a sus necesidades y/o centros de interés, aumentan la motivación y la participación en el mismo. La ocupación de los menores es una de los principales objetivos de trabajo del equipo, como factor de protección y principio básico para la socialización normalizada. Así, desde el 2006, prácticamente la totalidad de los menores en intervención está escolarizado, produciéndose un continuado ascenso desde el 54 al 91, 92 y 94, llegando a alcanzar el 96% en 2010.

En conclusión, el arquetipo de un usuario ADRIS hoy sería un varón latino de quince años en situación de desprotección y matriculado en un Programa de Cualificación Profesional Inicial.

Sólo una cuestión más, ADRIS es altamente eficaz. Entre los años 2000 y 2011, el equipo ha atendido, como ya habíamos comentado, un total de 781 adolescentes. De estos 781, sólo en nueve casos se ha constatado la imposibilidad de asegurar su bienestar en el domicilio familiar y ha sido necesario proponer una medida de protección. En concreto, 1 guarda y 8 tutelas.

¿Los puntos fuertes? La coordinación estrecha con los Servicios Sociales Municipales y la estabilidad de una plantilla de profesionales que, además, pueden presumir de tener “demasiado corazón”.


Eva García Andrés
Servicio ADRIS

Asociación para la Integración del Menor PAIDEIA - Paideia ONG
www.asociacionpaideia.org

viernes, 4 de mayo de 2012

La prevención de riesgo y vulnerabilidad en la intervención desde el propio entorno de los menores y los espacios socioeducativos como estrategias de calidad.

Cuando hablamos de prevención, nos referimos a evitar situaciones que consideramos perjudiciales. Y en nuestro marco de actuación, los sujetos directos susceptibles de vulnerabilidad, son los menores, siendo el marco de intervención los contextos donde se desarrollan: la familia, la escuela y la calle.

A partir de la experiencia y el trabajo que la Asociación para la Integración del Menor Paideia  - Paideia ONG ha desarrollado con menores en su propio entorno social, educativo y familiar, hemos comprobado que los resultados conseguidos son muy favorables y han evitado que muchos menores tengan conductas y hábitos nocivos.

Los espacios socioeducativos son lugares de referencia para los menores, coherentes con un proyecto educativo y social, con profesionales responsables y con gran compromiso social, estables en el tiempo y en los mensajes educativos, integradores porque facilitan la convivencia y resolutivos porque evitan conflictos que puedan generar crisis. Los espacios socio educativos, están integrados en los barrios y sirven como mediadores entre los contextos donde se desarrollan los menores.

A los espacios socioeducativos, los menores acuden de forma diaria durante tres o cuatro horas para desarrollar diferentes acciones, como son, el apoyo y refuerzo escolar y mejorar su nivel académico, la adquisición de habilidades sociales y personales para resolver conflictos, responsabilizarse de sus deberes y tareas, y mejorar en sus relaciones, el ocio y tiempo libre donde pueden descubrir diferentes entornos naturales, practicar actividades deportivas, trabajar en equipo y crear estrategias de autonomía e independencia.

Desde los centros socioeducativos, se realiza un trabajo de mediación y seguimiento con los profesores y tutores de las escuelas en donde acuden los menores. Además de hacer un seguimiento de las tareas escolares, se pretende mantener un mismo discurso hacia el menor y detectar de forma precoz cualquier situación de riesgo.

La participación de la familia en todo este proceso no puede estar fuera. Somos conscientes de que gracias al tiempo diario que los menores permanecen en los espacios socioeducativos, las familias pueden compatibilizar su trabajo, tareas domésticas o formación. Pero las familias son sus referentes directos y estables, y deben de participar de forma activa en los distintos entornos donde sus hijos se desarrollan. La falta de participación y compromiso de muchas familias genera en los menores, un sentimiento de desprotección y como consecuencia, éste sentimiento, puede transformarse en llamadas de atención como conductas y comportamientos graves, que si no son detectados a tiempo, pueden generar situaciones muy difíciles de reparar.

Los espacios socioeducativos, son en definitiva una herramienta muy útil en la intervención con menores desde cualquier ámbito, donde se previene situaciones de riesgo y que sirve de referencia para familias, escuelas e instituciones públicas.

Este modelo de intervención, repetido en la mayoría de los barrios de Madrid, provocó hace quince años, la formación de una federación llamada INJUCAM que aglutina a más de cuarenta asociaciones que gestionan centros socioeducativos bajo la terminología de “Centros de Día”. Entre todos, intervenimos con más de 4.500 menores, 1.000 mujeres y más de 1.500 familias en entornos multiculturales en los que conviven diversas nacionalidades.


La Junta Directiva.
Asociación para la Integración del Menor PAIDEIA - Paidea ONG