Así llaman los chavales al Centro de Atención
Especializada a Adolescentes en Situación de Riesgo, en adelante
ADRIS, dependiente del Instituto Madrileño del Menor y la Familia , que la Asociación para la Integración del Menor
Paideia gestiona en el distrito Centro de Madrid.
Aunque de seguro
encontrará algunos otros datos pretenciosos, este humilde artículo pretende
sencillamente analizar los cambios que se han venido produciendo en la población
que, desde ADRIS, se ha atendido en los últimos once años.
Para ir
introduciendo la cuestión y, entre los rasgos distintivos dados por la
ubicación (barrio de Embajadores), señalaremos que se trata de un
espacio complejo que aglutina clases envejecidas, ciertos sectores de
clase media y acomodada y grupos sociales en situación de exclusión social, que
hay una elevada movilidad residencial y una inversión de la tendencia,
ya que el centro se rejuvenece por la llegada masiva de inmigrantes, que
alcanzan un 33,8%, según el Ayuntamiento de Madrid (2007). También podemos
hablar de degradación, falta de equipamientos, nivel socioeconómico
inferior a la media de Madrid municipio y tasa de juventud elevada.
En este contexto nació ADRIS, con
la intención de evitar el internamiento de los menores,
trabajando con ellos y sus familias desde su entorno natural de convivencia.
Entre los años 2000
y 2011, se ha atendido un total de 781 adolescentes. Si entendemos el índice de
ocupación como el número de menores atendidos frente a la capacidad del
Programa (plazas), la ocupación ha sido total durante los últimos once años,
destacando el año 2004 con un 156% de la ocupación y el 2009 con un 162%. El
índice de ocupación más bajo responde al año 2001 con un 100%.
Aunque a
continuación se mostrará la evolución de los perfiles durante esa década y más
desagregados por sexo, vía de acceso o país de procedencia, adelantaremos que
la pauta generalizada es que, mayoritariamente, los menores precisan
intervención rehabilitadora por encontrarse en:
Ø situación
de desprotección moderada o grave debido a sus
circunstancias familiares o al comportamiento de sus padres, responsables
legales o adultos que conviven en la familia.
Ø situación
de conflicto social con conductas que alteran de manera
grave las pautas de convivencia generalmente aceptadas (habitualmente asociado
a la desprotección y sin medida judicial penal).
Respecto al sexo de los menores, la tendencia ha sido la masculinización. Aunque los dos primeros años (2000-2001), la presencia
mayoritaria era femenina, esto responde a que una parte de las menores
atendidas provenía de un grupo de chicas formado para el trabajo en género
desde la asociación. Sin embargo, los nueve años siguientes siempre ha habido
una mayoría masculina. Las
cotas más altas se alcanzaron en 2002, en el que los varones llegaron a suponer
el 70% de los adolescentes atendidos y es conveniente destacar que, en 2011,
seguían suponiendo el 61%.
Las hipótesis explicativas en este sentido se centran en
que las conductas disociales suelen ser fuente de preocupación en los
profesionales susceptibles de derivar menores a ADRIS (especialmente entre el
profesorado) y es frecuente que la violación de normas y la agresividad sea
protagonizada de manera más intensa por varones.
Asimismo, los menores que provienen de
culturas sin tradición coeducativa son menos susceptibles de intervención, ya
que las familias anteponen las labores domésticas y el cuidado a terceros a su
formación y desarrollo.
En la actualidad, esta tendencia es corregida
por el equipo, en la medida de sus posibilidades, que realiza una
discriminación positiva de las mujeres que se encuentran en lista de espera
para asegurar la paridad en las aulas. No obstante, en esta década y más que
hoy estamos examinando, de los 781 menores atendidos, 452 han sido varones y
329 mujeres, lo que en porcentajes representa un 58 frente a un 42%.
Por otro lado, y como veníamos comentando, el
distrito Centro es uno de los espacios receptores más importante de la Comunidad y los
inmigrantes se alojan principalmente aquí porque encuentran vivienda
degradada, pequeña y en alquiler (36% del total de viviendas del centro en
alquiler frente al 16% en Madrid municipio) y están conformadas unas
importantes redes sociales que les acogen en las primeras etapas de su
llegada. En los últimos años, esta barriada ha sufrido innumerables cambios
asociados a la creciente presencia extranjera y al proceso de
multiculturalización. Y ADRIS corre en paralelo...
Así, en lo referente al país de procedencia
de los menores, el dato más destacable es cómo la población norteafricana ha
ido disminuyendo paulatinamente desde el 69% que suponía en el 2002 hasta el 5%
del 2008 o el 0 del 2009; a partir de ese momento, vuelve a producirse un
ligero repunte y, en 2011, se sitúa en el 25%. Desde el año 2003, en el que
alcanza el 71%, la población extranjera ha supuesto más 50% de los usuarios del
Programa. (Los datos que se ofrecen pueden resultar engañosos debido a las
nacionalizaciones). En resumen, los autóctonos (344) han supuesto un 44% frente
al 56% de los migrantes (437) y los latinoamericanos (279) un 64% frente al 29%
de los norteafricanos (127).
La vía de acceso suele ser directa debido a
la implantación que Paideia tiene en el barrio Así, el 66% de los adolescentes
(518) han sido captación de la propia entidad, lo que refuerza la hipótesis del
ADRIS como detector de menores en riesgo, lo que supone un valor añadido, ya
que son numerosos los casos que acceden a Servicios Sociales al incorporarse al
Programa.
De cualquier forma,
en el año 2002, se dio un significativo incremento de las derivaciones desde los Servicios Sociales
Generales y los Centros Educativos, coincidente con una labor específica de
difusión del Programa. Posteriormente, las derivaciones de Servicios Sociales
se han mantenido elevadas aunque con algunos descensos relacionados con el
cambio de personal. (A lo largo de estos años, han supuesto un 15% con 119
casos)
En lo referente a la situación Formativo
Laboral, conviene recordar que la aplicación de la ESO supone la ampliación de la
escolarización obligatoria hasta los 16 años y se adapta a los principios de
comprensividad y atención a la diversidad. Con esto, se facilita el
mantenimiento de los menores en el sistema educativo, que, al tener más
alternativas adecuadas a sus necesidades y/o centros de interés, aumentan la
motivación y la participación en el mismo. La ocupación de los menores es una
de los principales objetivos de trabajo del equipo, como factor de protección y
principio básico para la socialización normalizada. Así, desde el 2006, prácticamente
la totalidad de los menores en intervención está escolarizado, produciéndose un
continuado ascenso desde el 54 al 91, 92 y 94, llegando a alcanzar el 96% en
2010.
En conclusión, el arquetipo de un usuario
ADRIS hoy sería un varón latino de quince años en situación de desprotección y
matriculado en un Programa de Cualificación Profesional Inicial.
Sólo una cuestión
más, ADRIS es altamente eficaz. Entre los años 2000 y 2011, el equipo ha
atendido, como ya habíamos comentado, un total de 781 adolescentes. De
estos 781, sólo en nueve casos se ha constatado la imposibilidad de
asegurar su bienestar en el domicilio familiar y ha sido necesario proponer una
medida de protección. En concreto, 1 guarda y 8 tutelas.
¿Los puntos
fuertes? La coordinación estrecha con los Servicios Sociales Municipales y la
estabilidad de una plantilla de profesionales que, además, pueden presumir de
tener “demasiado corazón”.
Servicio ADRIS
Asociación para www.asociacionpaideia.org